En la mayoría de las ocasiones las reflexiones nos sirven como meditación ante aquellas situaciones que parecerían un problema insalvable, nos hace más conscientes de que las cosas además de ser como son, también dependen de cómo las vivamos. Mi consejo es invitaros a leer las reflexiones muy poco a poco, incluso sólo una de cada vez, para poder saborearlas y asimilar así mejor su enseñanza.

 Náyade García

El rey y la semilla


Hubo una vez un emperador que convocó a todos los solteros del reino, pues era tiempo de buscar pareja a su hija. 

Todos los jóvenes asistieron, y el rey les dijo: 

“Os voy a dar una semilla diferente a cada uno de vosotros. Al cabo de seis meses deberéis traerme en una maceta la planta que haya crecido, y la más bella ganará la mano de mi hija, y por ende el reino. 

Así se hizo. Había un joven que plantó su semilla, y en vano esperó a que la planta brotara. Mientras tanto, todos los demás jóvenes del reino no paraban de hablar y mostrar las hermosas plantas y flores que habían sembrado en sus macetas. 

Cuando pasaron los seis meses, todos los jóvenes desfilaron hacia el castillo con hermosísimas y exóticas plantas. 

El joven estaba muy triste, pues su semilla nunca germinó; ni siquiera quería ir al palacio, pero su madre insistía en que debía ir. Con la cabeza baja, y muy avergonzado, desfiló el último con su maceta vacía. 

Todos los jóvenes hablaban de sus plantas, y al ver a nuestro amigo, se rieron y se burlaron de él. En ese momento, el alboroto fue interrumpido por la entrada del rey. 

Todos hicieron una reverencia mientras el rey se paseaba entre las macetas, admirando las plantas. 

Finalizada la inspección, hizo llamar a su hija. Convocó, de entre todos, al joven que llevó su maceta vacía. Los pretendientes se quedaron atónitos.  

El rey dijo entonces: 

“Este es el nuevo heredero del trono, y se casará con mi hija. 

Os di una semilla infértil, y habéis tratado de engañarme plantando otras plantas. Este joven tuvo el valor de presentarse y mostrar su maceta vacía, siendo sincero, realista y valiente, cualidades que un futuro rey debe tener”». 

 Moraleja:

 La honestidad es la virtud más grande que pueden tener los sujetos y esta nos lleva a alcanzar grandes frutos en nuestra vida.


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