En la mayoría de las ocasiones las reflexiones nos sirven como meditación ante aquellas situaciones que parecerían un problema insalvable, nos hace más conscientes de que las cosas además de ser como son, también dependen de cómo las vivamos. Mi consejo es invitaros a leer las reflexiones muy poco a poco, incluso sólo una de cada vez, para poder saborearlas y asimilar así mejor su enseñanza.

 Náyade García

Las cuatro velas


Cuatro Velas se estaban consumiendo lentamente

El ambiente estaba tan silencioso que se podía oír el diálogo entre ellas.

La primera dijo:

-¡Yo Soy la Paz! A pesar de mi Luz, las personas no consiguen mantenerme encendida.
Y disminuyendo su llama, se apagó totalmente.

La segunda dijo:

-¡Yo me llamo Fe! Infelizmente soy superflua para las personas, porque ellas no quieren saber de Dios, por eso no tiene sentido continuar quemándome.
Al terminar sus palabras, un viento se abatió sobre ella, y esta se apagó.

En voz baja y triste la tercera vela se manifestó:

¡Yo Soy el Amor! No tengo mas fuerzas que quemar. Las personas me dejan de lado porque solo consiguen manifestarme para ellas mismas; se olvidan hasta de aquéllos que están a su alrededor y también se apagó.

De repente entró una niña y vio las tres velas apagadas.


-¿Qué es esto? Ustedes deben estar encendidas y consumirse hasta el final.

Entonces la cuarta vela, habló:


-No tengas miedo, niña, en cuanto yo esté encendida, podemos encender las otras velas.


Entonces la niña tomó la vela de la Esperanza y encendió nuevamente las que estaban apagadas.


¡Que la vela de la Esperanza nunca se apague dentro de nosotros!


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